Primeros pasos para un Lactosillo

La intolerancia a la lactosa es un mal en auge en nuestra sociedad. Cada vez somos más los que no toleramos los lácteos (entre los que yo me incluyo), por lo que vamos a presentar una serie de entradas para que noveles y no tan noveles se familiaricen con dicha dolencia.

¿QUIÉNES SON LOS INTOLERANTES A LA LACTOSA?

Intolerantes a la lactosa, o también conocidos de forma cariñosa en las redes como lactosillos, son aquellas personas las cuáles su intestino delgado no fabrica una enzima llamada lactasa. Dicha enzima se encarga de digerir el azúcar de la leche (lactosa).

¿QUÉ ES LA LACTASA?

La lactasa en una enzima cuya función es la de descomponer la lactosa en azúcares más simples para que el cuerpo los asimile y los transforme en energía.

Digestión de la lactosa

Los intolerantes no son capaces de producir lactasa (la enzima), por lo que la lactosa (el azúcar de la leche) pasa al intestino grueso sin ser correctamente procesada. Es ahí donde se produce una fermentación que genera gases y ácidos que dañan el colon, produciendo problemas gastrointestinales como diarrea, dolor abdominal, distensión y flatulencias, entre otros.

TIPOS DE INTOLERANCIAS

Existen 2 tipos de intolerancias, leve-moderada y grave. En la primera el intestino aún fabrica lactasa. En casos más graves el organismo es incapaz de producir está enzima.

ALGUNAS SOLUCIONES A TENER EN CUENTA

1.- Toma alimentos que no contengan lactosa. Hoy en día es muy sencillo encontrar lactosa en la mayoría de productos procesados. Lee el etiquetado de alimentos preparados, medicamentos, zumos, embutidos…

2.- Toma alimentos denominados “sin lactosa”; estos productos están tratados con lactasa, para no padecer los efectos secundarios comentados anteriormente.

3.- Recurre a pastillas de lactasa cuando vayas a consumir lácteos. Algunas de las marcas más conocidas son Nutira o Lactoben.

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